21.7.05

A río revuelto...

Cuando un río desemboca en el mar, se da un fenómeno extraño: una zona de aguas revueltas, que no son ni dulces del todo, ni saladas del todo. Agua salada y dulce a la vez, y además, revuelta, embarrada, turbia...
A veces me siento agua de desembocadura: soy un poco de cada tipo de agua, comprendo a las dos aguas, me llevo bien con el mundo del río y con el mundo del mar, ambos me sienten parte suya... Pero yo no termino de estar de ninguno de los dos lados. Estoy siempre en el medio.
Porque si me decido por uno de los dos, tengo que abandonar al otro, y así cercenarme una parte mía. Prefiero vivir en esta disociación neurótica de ser de dos mundos y de ninguno a la vez. Es mejor ser de dos mundos que de ninguno, y es mejor estar dividida que cercenada...
Pero ¡pucha que duele estar en el medio!
El día que mis dos mundos se reconcilien, si eso fuera posible y real, yo dejaré de sufrir. Tal vez la vida se vuelva aburrida en ese momento, no lo sé, pero hoy lo desearía.

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