A los argentinos que viven en Argentina les podrá parecer una nostalgia estúpida, pero yo estoy feliz porque gracias a la bendita y maldita globalización (depende cómo se la mire), están llegando a mi ciudad y a mis manos productos argentinos como: Lolly pop, Pico Dulce!!!, Bon o bon, ravioles industria argentina, yerba Nobleza Gaucha, licores Bols, carne, patys, y hasta la pasta de dientes que es más conveniente comprarla cuando es industria argentina. Tan preciados son nuestros productos, que cuando entraron ladrones a mi casa hace poco, se llevaron 2 whiskys Old Smuggler que me había traído especialmente desde Argentina para tomar acá.
Por difícil que pueda ser de entender para otros, para alguien como yo, que estoy lejos físicamente, esas pequeñas cosas que encuentro en el comercio, me arrancan una sonrisa en pleno supermercado, disminuyen la nostalgia de la Patria lejana y hacen más llevadera y dulce la vida de autoexiliada.
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